¡Volvemos con más curiosidades acerca de las pinturas de los barcos! Como ya os comentamos en el post anterior la pintura en el modelismo naval ha ocupado un lugar importante y diferenciador vital para los navíos de cada Armada, aportando distinción, unidad y poder frente al resto de barcos.
El modelismo naval busca conseguir una réplica de cada barco lo más parecida posible a la realidad y en Artesanía Latina nos esforzamos por conseguirlo, pero hay otro factor fundamental a la hora de lograr ese perfecto realismo en la construcción, y es la pintura que cada barco llevaba en su época.
Es en 1776 cuando las Ordenanzas de Arsenales exponen unas condiciones de pintura de los buques de la Real Armada. Estas ordenanzas consistían en lo siguiente: los navíos, fragatas y demás embarcaciones que lo necesitasen serían pintados igualmente de dos en dos años, se controlaría que no se emplease otro color en la talla exterior y galones que el amarillo y negro; en las cámaras, el de porcelana y azul; y en los entrepuentes y castillo la tierra roxa, excepto orden particular del Ingeniero General.
A pesar de esta norma, hubo notables excepciones a la misma, como la del “Santísima Trinidad” que como podemos ver en la foto, lucía en Trafalgar un imponente aspecto con sus franjas en rojo en vez de en amarillo o el “San Nicolás” en la batalla del Cabo de San Vicente.
En cuanto a los navíos británicos, en la época de Trafalgar iban pintados según el “Nelson´s chequered”, por el cual los barcos eran pintados a franjas con las portas bajadas del color del casco, generalmente negro. La borda del alcázar solía ir también del color del casco y los colores de los puentes fueron primero el amarillo y en lo sucesivo el blanco, como podemos ver en la foto del magnífico HMS Victory. Este patrón fue introducido por Nelson en Trafalgar (1805) y puesto de “moda” en todas las marinas.
Pero la elección de estos colores dependían de la Armada y de si había dinero para pintar los barcos. En el caso de España, por falta de fondos, el pintado de los buques se hacía con los medios que más a manos se tuvieran, de ahí que España tuviera los patrones más coloristas de todas las Armadas, ya que además del habitual amarillo, se usaba mucho el blanco y el rojo.
Ejemplos conocidos son el San Telmo y los Santa Ana y San Justo en Trafalgar aunque estos dos llevaban todavía como podemos ver en esta foto una fina línea amarilla en los puentes.
Esta pintura además de ser una seña de identidad protegía la madera de la que por entonces estaban hechos los cascos de los barcos.
No fue hasta finalizar la guerra con Inglaterra (1779-1783) cuando los navíos españoles adoptaron el forro de planchas de cobre, con el fin de mantener limpios los fondos y lograr que los buques mantuvieran sus propiedades como veleros. Logrando al fín con la cobertura de cobre, unos estupendos veleros y buques de guerra.
Desde Artesanía Latina te animamos a dar esa capa de pintura que necesita tu maqueta naval para que no le falte detalle a la perfecta réplica de tu barco.